Sònia Estradé, física especialista en nanotecnología | #CienciaArcoíris

Hoy en #CienciaArcoíris conocemos a:

Sònia Estradé, nanotecnóloga

Sònia Estradé (@estrade_sonia) es Licenciada en Física (2005), Máster en Nanociencia y Nanotecnología (2007) y Doctora en Nanociencias (2009) por la Universidad de Barcelona. Profesora Agregada del Departamento de Electrónica de la Universitat de Barcelona desde 2019. Miembro del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología de la UB (IN2UB) y del Instituto Interuniversitario de Estudios de Mujeres y Género. Ha publicado más de 140 artículos sobre física del estado sólido y caracterización a la nanoescala en revistas internacionales indexadas de prestigio (factor h 34), ha sido IP de 6 proyectos de investigación competitivos y ha dirigido 5 tesis doctorales. Forma parte del grupo de innovación docente e-Lindo y preside la comisión de divulgación del IN2UB. Ha recibido reconocimientos en prensa, por ejemplo, como una de las 25 científicas que hay que conocer en Catalunya (El Núvol, 5/02/2019).

Desde 2015 preside la Comisión de Igualdad de la Facultad de Física de la UB, y desde 2019 es vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Catalunya (AMIT-Cat). Desde 2020 es miembro de la junta de PRISMA. Investigadora principal del proyecto europeo sobre física y género «Diversity in the cultures of physics» (2017 a 2019). Investigadora principal de una ayuda del Pacto de Estado contra la Violencia de Género para introducir la perspectiva de género en la enseñanza de Ingeniería Electrónica de Telecomunicación (2019). Organizadora de una escuela de verano sobre investigación y género (2016). Ha formado parte del comité organizador de un congreso de género (2019), y ha impartido ponencias, seminarios y talleres sobre género en diversos congresos.

¿Apuestas por la divulgación? ¿Qué te motiva a hacerlo? ¿Cuál es tu formato preferido?

Sí, por supuesto. Mi principal motivación para hacer divulgación es que considero una obligación hacer accesible el conocimiento al conjunto de la sociedad. También creo que se debe divulgar el conocimiento que generamos las mujeres para que las futuras científicas tengan referentes, próximos y diversos, y para visibilizarnos, para que las mujeres en ciencia tengamos el lugar y la palabra que tantas veces se nos arrebatan en los medios y en las prácticas institucionales.

Divulgo sobre nanociencia y nanotecnología y también sobre mujeres en ciencia; me gusta especialmente realizar talleres prácticos junto con les compañeres del grupo de investigación, y dar charlas, en escuelas, institutos, centros cívicos o bibliotecas.

¿Por qué es importante la visibilización del colectivo en el ámbito científico?

Porque frente al discurso de la normalidad prescrita, la realidad es mucho más diversa e interesante.

Porque son muchas las personas jóvenes en ciencia (estudiantes, jóvenes investigadores) que no están cómodes en esta normalidad prescrita y creen que son les úniques en su facultad o en su laboratorio a quienes les ocurre.

Porque la diversidad en ciencia nos lleva a hacer mejor ciencia.

Y por supuesto, porque con el relativo prestigio que tenemos por ser profesionales de la ciencia en esta sociedad, y con el potencial transgresor que nos da el visibilizar una sexualidad disidente, podemos ayudar a tumbar esta normalidad prescrita, lo que entendemos por heteropatriarcado.

¿Has sufrido discriminación en el laboratorio o centro de trabajo? ¿Lo denunciaste?

He sufrido discriminaciones, sin duda, porque ser mujer en ciencia significa ser leída como menos competente. El privilegio masculino está presente siempre en el entorno laboral, especialmente en los espacios de poder. Por supuesto, lo he denunciado, y trabajo día a día para combatir los sesgos de género en ciencia.

En un ambiente altamente masculinizado, como es el laboratorio, da igual cómo se articule su deseo, a una mujer se la juzga como objeto de la mirada masculina (como objeto atractivo o no para la mirada masculina), y se espera de ella que se comporte de manera femenina, es decir, de forma conciliadora y sumisa, sin reclamar protagonismo, y ocupándose de las necesidades de los demás (compañeres, estudiantes, etc). No plegarse a estos roles se penaliza de muchas maneras, y muy severas. Pero es que además plegarse a ellos es perjudicial para la carrera de las mujeres, porque no encajan con el modelo de éxito que se valora en ciencia.

En este sentido, la orientación sexual está totalmente invisibilizada, se es heterosexual hasta que se demuestre lo contrario. ¿Cuántas veces una mujer lesbiana con una camiseta arcoíris se interpreta como una aliada de la causa de los hombres gays? También en el colectivo LGBTI+ el privilegio masculino tiene una fuerte incidencia.

¿Cómo podemos lograr una ciencia más inclusiva?

Construyendo una nueva normalidad que no asigne a los hombres el espacio público y a las mujeres el privado, a los hombres los logros, y a las mujeres los cuidados, y en la que la expresión de género, la identidad de género y las relaciones sexoafectivas de cada cual no estén sujetos a un sistema implícito de premios y penalizaciones.

La ciencia debe contribuir a estos cambios, y beneficiarse de ellos.

Conoce a más protagonistas en #CienciaArcoíris. 😉

Lydia Gil

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