Hoy en #MujeresDivulgadoras edición latina nos vamos a Ecuador para conocer a:
Ana Del Hierro, especialista en insectos y cofundadora de la Revista Catálisis
Soy Ana Del Hierro Calvachi (@anigadelhierro), tengo 31 años. Nací en Ecuador y crecí rodeada de montañas en los Andes de Quito.
Estudié Ingeniería en Biotecnología en la Universidad de las Fuerzas Armadas-ESPE, en Ecuador. Por medio de una beca de excelencia del gobierno ecuatoriano, estudié una maestría en Gestión y Manejo de residuos en la Universidad de Melbourne en Australia. Sí, muchos preguntan ¿cómo escogiste tu especialidad lejos de los laboratorios? Busqué una especialidad que me permitiera combinar también aspectos sociales y ambientales y que me permita escaparme de la ciencia por falta de oportunidades en mi país. Sin embargo, la biotecnología de insectos me encontró.
Mi especialidad vino disfrazada de una oportunidad de cambiar la realidad del mundo a través de la gestión de los residuos con una mosca que no sólo descompone los residuos sino también es una opción de proteína que puede ser aprovechada con fines agrícolas y de soberanía alimentaria. Conocí a la mosca soldado por medio de un compatriota ecuatoriano en Australia. A partir de aquí, el bichito de la ciencia literal se apoderó de mí perspectiva de transformar los desechos en valor agregado. Han pasado cuatro años desde esa experiencia que marcó mi vida.
Hoy trabajo como investigadora en el Instituto Nacional de Biodiversidad. Mi línea de investigación es el uso sostenible de la Biodiversidad como modelo de Bioeconomía. Dirijo el proyecto de bioconversión de residuos orgánicos y plástico a partir de invertebrados del Ecuador.
En estos años, he representado a mi país como una las 100 líderes en biotecnología en Latinoamérica AllBiotech 2017 y una de los 100 líderes de la cumbre Bio-Global Summit 2018 del MIT. En el 2019 participé como una de los 1000 talentos del mundo en el laboratorio de Innovación Unleash (2019) y en Diciembre 2019 fui reconocida en el evento de los 70 años de UNESCO en Montevideo Uruguay como una de las ganadoras del primer concurso de narrativa científica de Latinoamérica Champion of Science de Johnson& Johnson.
Participar en estos interesantes espacios me motivó a que en el 2019 junto con cuatro soñadores más, construyamos el proyecto de divulgación científica “Catálisis”. Soy la editora general de Catálisis- Revista Digital. La revista es un espacio de democratización de la ciencia escrito en español, creado para visibilizar a los actores y al trabajo científico desde Ecuador para el mundo entero. A pesar de contar con una influencia altamente científica de cuatro de sus cinco cofundadores, tiene el tinte social de acercar la ciencia a la ciudadanía.
¿A qué te dedicas?
Desde el 2018, trabajo como investigadora en el Área de Innovación del Instituto Nacional de Biodiversidad. Estudio invertebrados con capacidad de convertir materia orgánica en proteína y también coordino proyectos de innovación en biotecnología y acceso a los recursos genéticos.
Los residuos para mí siempre me han inquietado por todo el daño que han ocasionado a los ecosistemas. También, porque crecí pensando que eran un problema y no una oportunidad para generar industrias mediante su aprovechamiento. El proyecto de conversión me ha permitido investigar sobre alternativas ambientales para proteger también nuestra biodiversidad. Además, me ha ayudado a entender sobre la necesidad de visualizar a la ciencia como una herramienta que debe estar al alcance de todos. No es posible que vivamos en una época de deterioro ambiental y con problemas sociales apremiantes y que los científicos no hagamos partícipes a la sociedad de nuestro conocimiento.
¿Por qué es importante la divulgación para la sociedad?
La divulgación es el medio de interacción entre las ciencias y la sociedad. Es importante porque no tiene sentido realizar investigaciones, avances científicos y productos, si estos no son entendidos y valorados por la sociedad. La pandemia es un breve ejemplo de que la divulgación científica es esencial para que el conocimiento científico sea de utilidad para las personas. ¿Por qué la gente no entendió sobre el coronavirus y las medidas de bioseguridad? Porque nunca antes habían escuchado tales términos. Ahora, que han vivido y palpado la realidad de la enfermedad, hablan de biotecnología, de vacunas y virulencia. Esta realidad demuestra que la ciencia se ha distanciado tanto de la sociedad que ya no habla el mismo idioma. Me refiero a que como científicos no sabemos comunicar sobre la importancia de nuestro trabajo. Es entonces trascendental que aprendamos a compartir en otras palabras esos hallazgos y conocimiento. Para esto está la divulgación, para conectar a estos dos mundos y traducir conocimiento para su entendimiento en la vida cotidiana.
¿Qué te motiva a apostar por la divulgación?
Desde niña amé la lectura y la naturaleza. Creo que estas dos pasiones me persiguieron toda mi vida y me guiaron durante mi camino de descubrimiento para elegir una profesión. Es curioso como la vida te ubica en el lugar exacto al momento correcto; en la búsqueda de fusionar lo que me apasionaba, la Biotecnología me encontró. ¿Bio-que? bueno esa es la pregunta que siempre recibo cuando digo mi profesión. De hecho, es la que me motivó a trabajar por generar un espacio de divulgación para que la gente conozca que en mi país y en LATAM tenemos científicos y científicas muy capaces. La realidad me enseñó que es difícil hacer ciencia en Latinoamérica porque lastimosamente existe falta de educación en este ámbito. También me enseñó, que en nuestros países existe talento, conocimiento y pasión por la ciencia.
Es así que decidí convertirme en un emprendedor social e idealizar la primera revista de divulgación científica realizada desde la sociedad civil en Ecuador. Lastimosamente, este trabajo de dar a conocer sobre el trabajo científico ha sido realizado únicamente por la Academia. Y al parecer no ha tenido mucho éxito en juntar a más actores.
Otra razón por empezar hacer divulgación científica fue porque tuve una fuerte influencia social por mis padres quienes trabajan con organizaciones populares. Alguna vez, alguno de sus amigos mencionó que le daba pena que yo no haya estudiado algo “Social” como ellos. Esto me motivó a pensar entonces ¿acaso la ciencia no puede ser social? ¿Por qué hemos generado esta barrera? Las razones son claras: el acercamiento a la ciencia es nulo debido a que no existe información amigable. Igual casi nadie conoce a científicos ni el impacto que generan en el mundo. Soy la primera científica de mi familia, yo nunca tuve influencia de nadie para estudiar Biotecnología, pero siempre amé leer y tuve curiosidad por investigar. Es por esto que estoy convencida que es posible generar una ciencia más cerca a la sociedad. Una ciencia más “social”. Espero que con mi trabajo pueda motivar a más niñas en la ciencia y a que la sociedad reconozca sobre el valor de los y las científicas de mi país.
¿Cuál es tu formato preferido?
Mi formato preferido es el storytelling, contar historias vivenciales que motiven sobre todo el amor por la ciencia, los animales y la conservación de nuestros recursos. Nunca me enseñaron a escribir, bueno no periodísticamente o con enfoque de comunicación social. Mi formación de científica y el interés por la comunicación fueron una combinación que nunca pensé que podía darse. Ahora entiendo que construir historias que nos permitan entender y sentir lo que otra persona escribe, es un reto muy grande. De hecho, alguna vez leí una frase de Maya Angelou “la gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo los hiciste sentir.” Es por esto que intento que las historias que publicamos en Catálisis tengan una cierta interacción con el lector. En mi experiencia escribiendo, intento realizar preguntas, contar experiencias pues así también acercamos a los científicos como personas más humanas y cercanas.
¿Quién es tu científica favorita? ¿Por qué?
Decidir una sola científica es complicado. Existen diversas historias inspiradoras sobre mujeres brillantes. Una de las científicas que admiro y con la que me siento identificada es Rachel Carson, bióloga estadounidense y pionera de la sustentabilidad del mundo. Fue una de las primeras mujeres que evidenciaron los peligros de los pesticidas sintéticos como el DDT. Además, era una divulgadora científica que compartió mediante sus libros ilustrados sobre el fascinante mundo marino. También cuestionó las prácticas ambientales de la época mediante la escritura de libros, el más importante “Primavera Silenciosa.” Me inspira su historia porque con sus libros motivó a generar los primeros movimientos ambientalistas. Logró que el fundamento científico sea la base de decisiones políticas y sobre todo empezar a genera conciencia ambiental. Es alguien de que casi nunca se escucha hablar en el mundo científico al no tener “destacados” premios.
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