Hoy en #CienciaArcoíris conocemos a:
Alfredo Corell, especialista en Inmunología
Alfredo Corell (@alfredocorell) es biólogo y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid. Ejerce como profesor en la Universidad de Valladolid desde 1999 y este marzo de 2020 ganó la Cátedra de Inmunología de esa misma universidad. Es especialista sanitario en Inmunología, participa en la Comisión Nacional del Ministerio de Sanidad y actúa como vocal en la Junta directiva de la Sociedad Española de Inmunología.
Fue galardonado como mejor profesor universitario de España en 2018 según el II Premio Educa Abanca, por la innovación educativa con la que da clase.
¿Apuestas por la divulgación? ¿Qué te motiva a hacerlo? ¿Cuál es tu formato preferido?
Lo llevo haciendo desde hace tiempo y no solamente lo hago a nivel personal, sino también involucrando al estudiantado de Medicina y Enfermería. Tengo varias convicciones para hacerlo:
Todo lo que sabemos y hemos aprendido científicos y profesores se lo debemos a la sociedad, y la divulgación es una manera de devolverle todo ese conocimiento. Por tanto creo que es un deber y una obligación informale qué estamos haciendo, por qué es relevante y que lo que hacemos tiene repercusión e impacto social en la sociedad a corto o largo plazo.
En el caso de los estudiantes de Medicina y Enfermería son profesionales que tendrán que enfrentarse en el futuro con pacientes, así que tienen que aprender a hablar con un lenguaje carente de jergas y tecnicismo, empático, ajustado a la comprensión de sus pacientes y ésto se entrena perfectamente bien con las herramientas de divulgación.
Utilizo muchos formatos para divulgar, pero creo que el formato de calle es el que me resulta más interesante. Porque si tú convocas una actividad de divulgación en un hospital o universidad se genera cierto respeto para entrar en el edificio por parte la gente. Así que el hecho de llevar las actividades a la calle, las pone donde está la población y las hace mucho más accesibles.
Yo he optado por el formato en bares, similar al de Pint of Science, que permite una interacción muy directa con el público.
¿Por qué es importante la visibilización del colectivo en el ámbito científico?
El colectivo LGTBI ha estado y está muy maltratado en distintos ámbitos sociales y el ámbito científico no está excluido. Recientemente, se ha creado la asociación Prisma Ciencia, justamente pare tener presencia en la comunidad científica, presentarse ante el Ministerio de Ciencia y luchar por conseguir una ciencia más inclusiva a todos los niveles.
¿Has sufrido discriminación en el laboratorio o centro de trabajo? ¿Lo denunciaste?
Sí que he sufrido discriminación en mi centro de trabajo y fue público y notorio, porque se pusieron papeles supuestamente insultantes en los pasillos y el corcho en el que está ubicado mi despacho, en los baños y en la puerta de la facultad. Yo no los vi, sino que fue el personal de limpieza, el alumnado y el profesorado del centro el que me informó de lo que había ocurrido.
Lo primero que hice fue denunciarlo a nivel interno en la universidad, que en todo momento me mostró su apoyo y que además me sugirió que lo denunciara ante la Policía y así lo hice. Hablando con las autoridades, me comentaron que se podía conseguir más fuerza si se hacía una denuncia a nivel social. A partir de ahí pegué el salto a denunciarlo en redes sociales y hacerlo público. Con el paso del tiempo supe que esa denuncia en redes (que tuvo impacto mediático en la prensa), motivó a la asociación Prisma Ciencia para tener el empujón definitivo para que se pusiera en marcha.
¿Cómo podemos lograr una ciencia más inclusiva?
Además de crear leyes y sancionar a las personas que cometen delitos de odio, creo que hay que seguir luchando para que sigan denunciando y persiguiendo estos actos. Pero estoy convencido que la única solución posible es la educación. Debemos conseguir educar a la población para que sea inclusiva y viva con normalidad en un ambiente que hay distintas personas, con distintos géneros o diferente atracción. Y esto se normaliza desde los primeros años de vida. Para mí, sería la manera más efectiva de conseguirlo, ya no sólo para la ciencia, sino para toda la sociedad.
Entre tanto, toca actuar en los ambientes más próximos a los científicos: en las universidades y en los congresos. No hay que dejar de hacer mesas inclusivas, ya que la ciencia también ha sido muy misógina tradicionalmente. Debemos promover mesas diversas en congresos. Creo que esta debería ser una actitud permanente y no deberíamos renunciar a ello. Pero mi propuesta a largo plazo es abogar por una educación inclusiva desde los primeros años de vida y para toda la vida.
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