
Tras la celebración de la I Jornada de Género y Comunicación de la Ciencia (2023), desde la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco se elaboró un decálogo basado en las intervenciones de las ponentes de esta edición. Los medios informativos y las personas que realizan labores de comunicación o trabajan en el ámbito de la difusión, son agentes activos y promotores de la igualdad de género.
Este decálogo ofrece algunas estrategias para conseguir una mejor comunicación científica teniendo en cuenta la perspectiva de género. Esperamos que las especialistas de la comunicación puedan encontrar en estas líneas un apoyo para redactar contenidos y aumentar la presencia de la mujer en los medios.
1.- Practica la comunicación responsable: no existe comunicación aséptica, por lo que se ha de ser consciente de que, si se realiza sin prestar atención a la perspectiva de género, puede ser contraproducente al reforzar sesgos y prejuicios.
2.- Sé consciente de que una investigación puede haberse realizado sin perspectiva de género y que, por tanto, los resultados pueden no ser generalizables. La perspectiva de género va mucho más allá de la composición de los equipos de investigación. Así, las preguntas planteadas son relevantes, ya que surgirán de lo que somos capaces de creer y esto puede depender del género. La perspectiva de género también afecta a la metodología que se use para obtener datos que permitan responder estas preguntas y a la narrativa que se cree para interpretar estos datos. La narrativa es tan importante como los propios datos: habitualmente un mismo conjunto de datos es compatible con varias narrativas.
3.- Marca criterios claros a la hora de seleccionar fuentes: acude a la fuente original, busca mujeres interlocutoras como expertas (aunque a veces la inmediatez apremie y sea más difícil que las científicas acepten colaborar con un medio) y prioriza los méritos antes que el cargo. No sólo contactes con científicas cuando haya efemérides o noticias sobre mujeres en disciplinas STEM. Esta práctica contribuye a invisibilizar los trabajos científicos de los que son protagonistas directas.
4.- Trata a las investigadoras con normalidad, igual que a un investigador varón: sin referencias a su aspecto, vida personal, origen, edad o cualquier otra variable que no esté relacionada con la propia investigación.
5.- Evita el uso de metáforas limitantes como “techo de cristal”, “carrera de obstáculos” o “agujero negro”. Utiliza expresiones que inviten a la acción.
6.- Identifica a la investigadora con nombre completo y apellidos, puesto e institución. El uso del genérico y las iniciales invisibiliza a las científicas.
7.- Crea protagonistas creíbles e imitables. Trata a las investigadoras según su mérito real, sin necesidad de que tengan que ser excepcionales, como no lo son la mayoría de investigadores varones.
8..- Emplea un lenguaje no sexista, inclusivo y no discriminatorio. Sabiendo que, inconscientemente, lo general se interpreta como masculino, huye del peligro de los términos neutros que terminan por invisibilizar a las mujeres. Evita usar flexiones como “x”, “@” o similares.
9..- Usa imágenes acordes al contenido, evitando aquellas en las que la presencia de la científica sea mero “florerismo”. La protagonista tiene que aparecer en primer plano y mirando a cámara, sin necesidad de incorporar elementos que indiquen su actividad o competencia (bata, uso de instrumental, etc.).
10.- Al finalizar tu trabajo comprueba y reflexiona: ¿habrías tratado a un científico varón como has tratado a las científicas implicadas? Si la respuesta es negativa o dudas: relee el decálogo.
Artículo publicado previamente en Género y Comunicación de la Ciencia.
Foto portada: Pixabay
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