Hoy en #CienciaArcoíris conocemos a:
Juani Bermejo-Vega, informática cuántica
Científica extremeña, activista queer trans, física, informática y experta en computación cuántica. Actualmente soy investigadora Marie Curie – Athenea3i en la Universidad de Granada, España. He trabajado como investigadora en la Universidad Libre de Berlín, Alemania (2016-2019) y en el instituto Max Planck de Óptica Cuántica Múnich, Alemania (2010-2015). Cursé estudios universitarios en la Universidad de Salamanca, España (2005-2010). Soy cofundadora del congreso de información cuántica Q-turn y del Grupo de Igualdad de Oportunidades de la Max-Planck PhDnet. Mi activismo promueve los derechos laborales, la investigación responsable, la diversidad, la igualdad, la inclusion y la creación de espacios inclusivos en ciencia. En las redes soy @queenofquanta.
¿Apuestas por la divulgación?
Creo que la divulgación no puede separarse de la investigación. Es un derecho fundamental que el conocimiento esté al alcance de todes; que esté expuesto de forma clara y accesible; que no solo esté al alcance de especialistas que se tardan muchos años en formar; y que no esté detrás de paywalls. Esto es importante para el desarrollo intelectual de todes los miembros de la sociedad. También ayuda a evitar que la información que los científicos y académicos obtienen mediante la investigación se ofusque para obedecer a intereses políticos. Esto es un problema que lleva décadas ocurriendo con los estudios sobre el cambio climático y ya está ocurriendo con los resultados de las investigaciones sobre el COVID-19.
Como científica, también veo esencial que la ciencia llegue al público más joven quienes serán los científicos del futuro. Como dice @hayquehacerla en Twitter: «la cencia no se hace sola».
¿Qué te motiva a hacerlo?
Yo entré en la divulgación de forma poco ortodoxa: a través del activismo. Mi activismo se centra en la creación de comunidades científicas que sean espacios seguros e inclusivos. A mí me preocupa que a los científicos de hoy en día se les educa en la competitividad y no el cooperativismo; que a menudo trabajan bajo malas condiciones laborales; que a menudo la ciencia no es diversa porque el abandono es mucho más común entre mujeres, personas racializadas, LGTBIQ+ o con enfermedades crónicas.
Entré en la divulgación desde este activismo para hablar de esta «cara fea de la ciencia». Para hablar de cómo se puede hacer una ciencia mejor y más justa. Enseñar que la ciencia no es un lugar: es una gente. Y enseñar a la gente algo de física cuántica por el camino. Como le pasa a muchos divulgadores, al entrar en la divulgación descubrí que es increíblemente adictiva. La sensación que una tiene llevando conceptos muy complejos a un público no experto es preciosa. Sientes que aportas algo a la gente y que ellos te lo agradecen. Por ejemplo, una vez un taxista me reconoció y empezó a preguntarme por «eso de los de los ordenadores cuánticos» y le di una mini introducción de 10 minutos en lo que me llevaba a mi casa. Nos reímos mucho y fue una fantasía.
¿Cuál es tu formato preferido?
Mentiría si dijese otra cosa que la divulgación mamarracha. Disfruto enormemente cuando la ciencia se cuenta desde el humor. Desde pequeña me han encantado los chistes malos y con la edad ha ido a peor. Mi familia, mis amigos y mi pareja sufren.
¿Por qué es importante la visibilización del colectivo en el ámbito científico?
A las personas queer nos cuesta más llegar a puestos de investigador principal. Pero algunes lo conseguimos y tenemos que salir a decirlo para inspirar a les más jóvenes. En el caso de las personas trans, esto es muy importante porque más del 80% de nuestro colectivo está en paro. Este desempleo aumenta en mujeres, muchas de las cuales practican el trabajo sexual en algún momento de su vida. Las mujeres trans en ciencia somos poquitas pero existimos y salimos con orgullo para que otras nos encuentren.
¿Has sufrido discriminación en el laboratorio o centro de trabajo? ¿Lo denunciaste?
La relación con mis compañeres de trabajo ha sido en su mayoría positiva. La mayor parte de ellos me aceptaron como trans. He tenido algunas situaciones extrañas de tipo microagresiones, como compañeres de trabajo que me decían que me cortara el pelo cuando era un huevito. Otros tipos de discriminación invisible es probable que me hayan ocurrido, pero son muy difíciles de probar.
También he recibido acoso dentro del entorno laboral por parte del movimiento de fanáticos tránsfobos a menudo llamado “TERF”. Desde hace meses estos tienen una campaña organizada de acoso hacia mí en redes. Esto es un movimiento misógino de supuestas “feministas” (a menudo supuestas “radicales abolicionistas”) cuya lucha se centra en hacer campañas contra los derechos humanos de las personas trans. A diario se dedican a acosar a personas trans en redes de forma organizada. Siguen tácticas de difamación parecidas a las de Vox: crean bulos y los propagan mediante redes de fanáticos. A muchas mujeres trans que son visibles en redes les acosan. A mí me acosan y se han inventado bulos sobre mi puesto de trabajo que han llegado hasta mi empleador dos veces.
¿Cómo podemos lograr una ciencia más inclusiva?
Creo que una ciencia más inclusiva se conseguirá cooperando. Educando a los científicos en la empatía. Creando espacios positivos, seguros para hacer ciencia donde la gente esté cómoda y tenga oportunidades de crecer. Enseñando a la gente a encontrar un camino hacia delante y seguir ese sendero. Estando unides. Si cada persona activista enseña esos valores a otras dos personas, el cambio estará hecho.
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