El papel de la mujer en la antigüedad con Ada Lasheras

El mundo de la mujer en la antigüedad

Hoy 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y para celebrarlo conversamos con Ada Lasheras González, especialista sobre mujeres en la antigüedad.

Ada es historiadora, arqueóloga e investigadora predoctoral en el Instituto Catalán de Arqueología Clásica. Su investigación se centra en la arqueología urbana y en los aspectos socioeconómicos en la época de la Antigüedad Tardía (siglos III-VIII dC), poniendo especial énfasis en temas de género e historia de la mujer.

Hola Ada, bienvenida a Social Media en Investigación. ¿Qué te motivó a dedicarte al mundo de la investigación?

Hola, muchas gracias por invitarme a participar en esta fantástica iniciativa. Respondiendo a tu pregunta, no existe un motivo específico por el que decidí dedicarme a la investigación. La verdad es que desde pequeña había querido ser arqueóloga y cuando empecé la carrera de historia fui consciente de que, a día de hoy, tal y como está la situación de la mayoría de empresas privadas, dedicarse a la arqueología básicamente significa hacer investigación. Así que entonces empecé a centrar todos mis esfuerzos en intentar abrirme un camino en este mundo de la investigación que, por otro lado, es muy competitivo y exige una dedicación completa.

¿Por qué la arqueología? ¿Qué le aporta esta disciplina a la sociedad?

Desde mi punto de vista la arqueología debe servirnos para conocer las sociedades pretéritas y, por tanto, para hacer historia. En este sentido, pienso que la historia nos debe ayudar a entendernos como sociedad y a desarrollar un pensamiento crítico. Y, en concreto, la arqueología nos permite aproximarnos a la realidad material de estas antiguas sociedades, que es lo maravilloso de esta disciplina, porque estamos analizando aquello tangible, aquellos artefactos, edificios o vestigios en general que dejaron, utilizaron y formaron parte de estas sociedades antiguas.

¿Por qué decidiste especializarte en los estudios de la mujer de la antigüedad?

Fundamentalmente fue el interés por la materia. La verdad es que siempre he tenido una sensibilidad hacia los aspectos relacionados con desigualdad de género, seguramente gracias a la educación que he recibido en casa, y en alguna asignatura de la carrera pude realizar algún trabajo sobre el tema. Recuerdo especialmente la reseña del libro de María Teresa Gallego titulado Mujer, falange y franquismo, porque me abrió las puertas a los estudios de este tipo. Pero, desde luego, no puedo dejar de mencionar que tuve la gran suerte de cursar la asignatura llamada Historia de las mujeres, en la que pudimos debatir y conocer nuevos marcos teóricos y herramientas para desarrollar análisis históricos desde una perspectiva feminista. Así me fui dando cuenta de la necesidad y la falta de estudios en que las mujeres sean también sujetos históricos, y de la importancia de una perspectiva de este tipo para evitar explicaciones sesgadas de las sociedades pretéritas. Y, al final, mi interés por el mundo antiguo y la arqueología hizo que confluyeran estas dos materias.

¿Cuál es la importancia de las fuentes epigráficas en este tipo de estudios?

Es fundamental. Más allá de los textos literarios e históricos antiguos, escritos generalmente por un grupo social muy reducido, las fuentes epigráficas (exceptuando aquellas de carácter oficial) son el testimonio de la gente corriente. Es por ello que la epigrafía nos permite conocer mucho mejor la antigua sociedad romana y, por tanto, también las mujeres del momento. Gracias a la epigrafía, por ejemplo, podemos conocer casos como el de Prima Florentia (EDR 101804), cuyo epitafio parece mostrar que fue asesinada por su marido cuando ella tan sólo tenía 16 años (podéis verlo en este vídeo, a partir del minuto 11:08, analizado por la especialista en estudios clásicos, Mary Beard).

¿Es la invisibilidad de la mujer en la historia, reflejo de la sociedad en las diferentes épocas?

Sí, claramente. Vivimos en una sociedad patriarcal y, en consecuencia, el hombre es el centro, es el sujeto de todo. Y ello es visible no únicamente en la investigación histórica, sino incluso en el ámbito de la salud y la medicina. En nuestro país, la primera causa de muerte en mujeres es la enfermedad cardiovascular y, sin embargo, hasta años recientes se desconocía que los síntomas de este tipo de enfermedades son distintos en mujeres y hombres. ¿Por qué? Pues sencillamente porque el cuerpo masculino está mucho más estudiado que el femenino.

Lo mismo sucede en el campo de los estudios históricos. Como decía, son pocas las investigaciones que consideren a las mujeres también como sujetos históricos, lo cual refleja la percepción general que se tiene sobre el papel de las mujeres en la sociedad, sea la nuestra o aquella de hace 2000 mil años. Lo importante, el centro, sigue siendo aquello que realizan los hombres (generalmente asociado a la esfera pública, la política, el desarrollo tecnológico, etc.) y se invisibiliza el papel de las mujeres no solamente en estos mismos ámbitos, sino en otros tanto o más importantes como el mantenimiento de la vida social y biológica (la crianza, el cuidado de personas dependientes, etc.).

¿Por qué hay tan pocas investigaciones que analicen el papel de la mujer a lo largo de la historia?

Ésta es una muy buena pregunta. Y supongo que la respuesta podría ser la misma que aquella para otras cuestiones, como la falta de papeles femeninos en las películas, realidad denunciada recientemente por actrices como Cuca Escribano.

En cuanto a los estudios históricos propiamente, la respuesta está en relación con la anterior. Todavía a día de hoy subsiste una concepción de la historia como una sucesión de fechas y acontecimientos, relacionados mayoritariamente con personajes de círculos sociales muy reducidos (reyes y nobles, políticos, militares, etc.). Unos personajes que en el 99% de los casos son hombres (porque el patriarcado es un sistema que se remonta al nacimiento de las primeras sociedades complejas) y, por tanto, son ellos los sujetos de estos hechos históricos que se consideran relevantes (como la instauración de un nuevo modelo político, el desarrollo de una guerra o un descubrimiento científico). Al final es un pez que se muerde la cola y la superación de esta manera de entender los estudios históricos podría ser una manera (aunque no la única) de favorecer más investigaciones sobre el papel de las mujeres a lo largo de la historia.

¿Qué destacarías de la mujer romana que rompa con el tópico de prostitutas o matronas?

En realidad no considero que haya algo concreto que destacar, a no ser que insistamos en lo simple de esta visión sobre las mujeres romanas (y que desgraciadamente todavía se encuentra en muchos estudios históricos). Es tan simple como decir que los romanos (hombres) eran o aristócratas o esclavos. La sociedad romana era muy compleja y en ella hay que incluir también a las mujeres, porque no eran (ni somos) un caso aparte. En este sentido, comprendernos como parte imprescindible de la sociedad es otra manera de favorecer más investigaciones sobre las mujeres en la historia. Investigaciones que, además, vayan más allá de estas imágenes tópicas y nos ayuden a explicar las sociedades pretéritas con todos sus matices y complejidades.

¿Qué diferencias y similitudes destacarías entre la mujer en la época romana y la de la actualidad?

Gracias a las muchas luchas de miles de mujeres a lo largo de la historia, hoy en día (sobre todo las que tenemos la suerte de vivir en Europa u otros lugares del llamado primer mundo) hemos conseguido una serie de derechos y libertades que eran impensables en época romana. Claro que con ello no quiero decir que ya esté todo hecho. En realidad, considero que no debemos bajar la guardia porque desgraciadamente en la actualidad seguimos viviendo situaciones de injusticia. Sin embargo, nosotras podemos disponer de nuestro dinero sin ningún tipo de problema, cosa que no era tan sencilla para las mujeres romanas que, por lo general, estaban sujetas a la tutela mulierum, es decir al control por parte de un miembro masculino de su familia. O, por poner otro ejemplo, la educación de las niñas romanas (de aquellas cuyas familias podían permitirse que fueran a escuela) solía terminar alrededor de los doce años, cuando entraban en edad núbil. Y aquellas que podían continuar sus estudios no lo hacían junto a sus compañeros, sino que se las instruía para que adquirieran la moral y el comportamiento propio de las mujeres respetables.

Pero aun así, siempre es posible encontrar casos de lucha y ejemplos de mujeres que superaron estas limitaciones impuestas. Y esto es un hecho que puede encontrarse en cualquier período, ya sea pasado o contemporáneo. Por seguir con otro ejemplo de época romana, conocemos la existencia de mujeres especializadas en medicina, y no solamente en obstetricia, sino incluso expertas en la disciplina médica como Scantia Redempta (EDR 5641), cuyo epitafio, del siglo II d.C., la describe como una maestra de medicina. Así que me gustaría señalar que es esta lucha y la superación de las barreras impuestas por razón de género una de las mayores similitudes que podemos encontrar entre aquellas que vivieron en el período romano y nosotras.

¿Qué tanto de verdad tiene el cine hollywoodiense de romanos? Y es que, por ejemplo, no recuerdo ninguna en la que una mujer combatiera en las luchas de gladiadores, como comentas en tu capítulo del libro Oikonomía.

Siguiendo un poco con el hilo anterior, Hollywood simplemente refleja la imagen hegemónica que se tiene de la sociedad actual y, en consecuencia, también de aquellas pretéritas. Por tanto, muestra una imagen sesgada que no solamente nos relega a nosotras, sino a cualquiera que se salga de lo normativo. Difícilmente encontraremos a mujeres protagonistas o realizando papeles que no se les consideran propios, como puede ser luchar en la arena del anfiteatro. De hecho, incluso en época romana tenemos testimonios que insisten en lo impropio de esta actividad para las mujeres respetables. Y éste fue uno de los principales objetivos que nos marcamos cuando empezamos con el libro Oikonomía: poner en el centro aquellas actividades y trabajos realizados por mujeres a los que normalmente no se les presta atención. Pero, volviendo a la cultura cinematográfica, esta desigualdad hace ya un tiempo que se está denunciando y, por lo menos en la pequeña pantalla, cada vez se incluye a más mujeres y personajes no normativos como protagonistas.

¿Quiénes son tus mujeres referentes en el ámbito de la arqueología?

Aunque sin dedicarse exclusivamente a la arqueología, sino a los estudios clásicos en su conjunto, sin duda uno de mis referentes actuales es Mary Beard, por su análisis crítico y feminista de la historia antigua. Quien, por cierto, ha sufrido amenazas y acoso en las redes sociales por el simple hecho de ser mujer y por su aspecto físico. A nivel ya propiamente arqueológico, investigadoras como Trinidad Escoriza o María Cruz Berrocal me han hecho reflexionar mucho a nivel teórico. Pero, por lo general, y al menos en nuestro ámbito estatal, considero que en arqueología faltan todavía estudios y proyectos que incluyan la perspectiva de género. Y esta situación es especialmente evidente en la arqueología del período clásico, frente a otras tradiciones como la arqueología de sociedades prehistóricas. En este sentido nos queda mucho camino por recorrer, aunque sin duda el impulso de los estudios sobre la historia de las mujeres en la antigüedad ha abierto una línea de investigación que la arqueología puede también desarrollar.

¡Muchísimas gracias por aceptar la invitación, Ada! 😉


Foto portada: ICAC


Lydia Gil

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